Crisis fiscal e hidrocarburos
Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 19 marzo, 2012


Crisis fiscal e hidrocarburos
Una de las mejores maneras de aumentar los ingresos fiscales es potenciando el crecimiento económico, y en particular con el desarrollo de aquellas actividades económicas que son intensivas en el pago de impuestos. Entre estas actividades se encuentra la producción de hidrocarburos (petróleo y gas natural), una de las actividades económicas que más pagan regalías e impuestos al Estado en los países donde se produce.
Noruega, uno de los países más reconocidos del mundo en materia social y ambiental, y que ocupa la posición número uno en el Indice de Desarrollo Humano, ha desarrollado por años una forma en la que, con los recursos generados con la producción nacional de hidrocarburos, beneficia a las actuales y las futuras generaciones, mejorando el ambiente, desarrollando las fuentes renovables de energía del futuro y fortaleciendo el desarrollo humano. Los aportes fiscales de la producción de hidrocarburos hacen de Noruega un país con superávit fiscal para satisfacer todas las necesidades de su sociedad.
Costa Rica en cambio importa petróleo de otros países para abastecer el 66% de sus necesidades energéticas y posee uno de los déficits fiscales más altos de Latinoamérica, medido como % del PIB. Las regalías y los impuestos del petróleo importado se quedan en los países productores. Deberíamos producir eventualmente los hidrocarburos que necesitamos y el Estado obtendría así las regalías e impuestos de producción para las necesidades fiscales nacionales, en lugar de pagarlas a los países petroleros.
Con el modelo de Noruega, además de generar gran cantidad de impuestos y regalías para satisfacer mejor las crecientes necesidades económicas y sociales (salud, educación, seguridad, vivienda, etc.), generaríamos también gran cantidad de empleos de alta calidad, aumentaríamos la competitividad, potenciaríamos el crecimiento económico, eliminaríamos la creciente vulnerabilidad energética (económica y social), reduciríamos los costos de los bienes y servicios (incluyendo el transporte y los alimentos) y aumentaríamos los recursos para fortalecer la lucha contra la pobreza. Con la altísima dependencia petrolera que tenemos del exterior ocurre lo contrario.
La eventual producción nacional de gas natural no solamente aportaría montos muy significativos al fisco para beneficio de la sociedad, sino que potenciaría también el desarrollo, mejorando significativamente la competitividad de manera más sostenible que con las masivas y crecientes importaciones de energía (petróleo y derivados) que realizamos. El gas natural se está convirtiendo en el siglo XXI en una fuente de energía clave para el desarrollo, ya que es mucho más amigable con el ambiente, más abundante y mucho más barato.
Muchos países ya han introducido el gas natural en su matriz energética. Costa Rica todavía no, a pesar de que tiene un importante potencial de hidrocarburos establecido por las exploraciones realizadas en el pasado, incluyendo aquellas hechas por RECOPE, con la participación directa del ICE, del Banco Mundial, de las empresas PEMEX y PetroCanada y varias universidades. Toda la información sobre este potencial está en manos de RECOPE y del Gobierno.
Roberto Dobles
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