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Jueves, 8 de mayo de 2025



FORO DE LECTORES


De gestionar a crecer con el cambio: La antifragilidad como respuesta a entornos complejos y dinámicos

Sylvia González sylvia.gonzalez@cr.gt.com | Jueves 08 mayo, 2025


Sylvia González


El cambio es una constante en el entorno empresarial moderno. Sin embargo, las personas a menudo se resisten a cambiar. La resistencia es comprensible, considerando que la adaptación requiere una inversión significativa de energía física, mental y emocional. Para cambiar debemos aprender, debemos enfrentar dudas y necesitamos atravesar un periodo de incertidumbre e inestabilidad. Nada de esto es sencillo.

Sin embargo, es necesario evolucionar la noción que se tiene tradicionalmente del cambio y dejar de verlo como un desafío para empezar a valorarlo como un catalizador del crecimiento. Para esto, se requiere transformar no sólo el cómo se percibe el cambio, sino que se deben crear las condiciones organizacionales y desarrollar ciertas características culturales para que las empresas logren verdaderamente fortalecerse en entornos dinámicos.

Gestión del Cambio

En el contexto organizacional, los cambios se traducen en una inversión de recursos. Buena parte de estos recursos deben dirigirse a las personas, para garantizar que el proceso de transformación encuentre la menor fricción posible. Las empresas han comenzado a reconocer que la gestión del cambio no solo es necesaria; es crucial.

La gestión del cambio tradicional se enfoca en momentos específicos y cambios particulares. El modelo ADKAR, reconocido como uno de los más efectivos, detalla cinco pasos clave para el éxito en la implementación de cambios:

1. Conciencia (Awareness): Comprensión de la necesidad del cambio.

2. Deseo (Desire): Motivación para participar activamente en el proceso.

3. Conocimiento (Knowledge): Entender cómo implementar el cambio.

4. Habilidad (Ability): Poseer las competencias necesarias para llevar a cabo el cambio.

5. Refuerzo (Reinforcement): Recepción de apoyo para mantener el cambio a largo plazo.

Las organizaciones deben priorizar dos tareas esenciales: comunicación y capacitación. Esto implica no solo informar a los colaboradores sobre los beneficios y expectativas del cambio, sino también brindarles las herramientas y habilidades necesarias para adaptarse.

Resiliencia Organizacional

Sabemos que la naturaleza del cambio a menudo es más fluida y continua y que no se limita a momentos específicos de transformación. Bajo estas condiciones, y considerando el cambio todavía como un elemento estresor, el concepto de resiliencia debe incorporarse como una característica de la cultura. Inspirado en la psicología, este término describe la habilidad de adaptarse y prosperar frente a la adversidad. Ser resiliente es ser como el bambú: lo suficientemente flexible para soportar tormentas y vientos fuertes sin quebrarse y volver a quedar en pie una vez que estos pasen.

De esta manera, las personas resilientes, comparten ciertas características:

• Son flexibles

• Tienen una mentalidad de crecimiento y creen que sus habilidades no son fijas, sino que pueden ser desarrolladas en el tiempo a través del esfuerzo

• Son optimistas

• Son conscientes de sus emociones y tienen control sobre ellas

A nivel organizacional, la resiliencia se puede desarrollar de dos maneras:

• A nivel individual, mediante programas que fortalezcan en los colaboradores la flexibilidad, una mentalidad de crecimiento, el optimismo y la inteligencia emocional. Además, reconociendo el cambio como un elemento estresor, generalmente se piensa en dotar a las personas de herramientas para manejar el estrés como parte del desarrollo de la resiliencia. Recientemente este tipo de programas centrados en el manejo del estrés han recibido fuertes críticas porque se enfocan en preparar a las personas para manejar mejor el estrés y la adversidad, y muchas veces no vienen acompañados de programas organizacionales que permitan agilizar procesos, reducir cargas de trabajo, o minimizar factores estresores.

• A nivel organizacional, la resiliencia debe entenderse como una característica de la cultura organizacional. El desarrollo de la resiliencia se da sobre algunos pilares básicos: la seguridad psicológica, la inversión en el desarrollo del talento, la flexibilidad y la experimentación. Para trabajar en cultura es necesario analizar si los moldeadores de la misma (liderazgo, procesos, políticas, premios y recompensas, entre otros) están reforzando los mensajes correctos y facilitando el desarrollo de la resiliencia como una habilidad organizacional.

Antifragilidad: Un Nuevo Paradigma

Introducido por Nassim Taleb, el término 'antifragilidad' va más allá de la resiliencia. Se refiere a la capacidad de beneficiarse de la incertidumbre y el desorden. Según Taleb, las organizaciones antifrágiles son simples y responden rápidamente a cambios sin depender demasiado de predicciones.

Las características de las organizaciones antifrágiles incluyen:

• Priorizan el aprendizaje: Fomentan la experimentación e innovación continua y desarrollan habilidades sólidas que les permitirían operar aun cuando el entorno se vuelva más complejo.

• Son adaptables: Cuentan con la capacidad y flexibilidad (en procesos, en estructura) para responder eficazmente y con velocidad a los cambios.

• Se anticipan a los cambios: Son capaces de prepararse para posibles escenarios futuros a través del monitoreo constante de las condiciones del entorno.

• Asumen riesgos calculado: Evalúan y toman decisiones ágilmente basadas en análisis cuidadosos, sin caer en la parálisis.

La mentalidad antifrágil permite ver el cambio no como una amenaza, sino como una oportunidad para innovar y crear valor. Este cambio de perspectiva es fundamental, ya que implica un movimiento hacia una cultura más abierta al riesgo y a la ambigüedad.

Conclusión

En un mundo en constante transformación, la gestión del cambio, la resiliencia y la antifragilidad se han convertido en pilares fundamentales para el éxito organizacional. Las empresas deben adoptar estas ideas y desarrollar una mentalidad proactiva que permita no solo enfrentar, sino también aprovechar los desafíos del futuro. La clave para prosperar radica en entender que el cambio es una oportunidad, no un obstáculo, y que una cultura organizacional adaptable y resiliente es esencial para navegar el entorno empresarial actual.

Sylvia González Gerente de Consultoría en Capital Humano de Grant Thornton







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