Logo La República

Jueves, 9 de enero de 2025



FORO DE LECTORES


El desafío de la unión: Hacia una Costa Rica más fuerte y unida en 2025

Dionisio Rojas González drojas@edu.uc.ac.cr | Jueves 09 enero, 2025


DR


Máster Dionisio Rojas González

Director de Administración de Empresas-Universidad Central

Director de Tesis de UNED

Fundador de CEFOLOG de Costa Rica

drojas@edu.uc.ac.cr

Costa Rica se encuentra en un momento crucial de su historia, enfrentando retos que abarcan desde la recuperación económica y la estabilidad social hasta la modernización de su aparato estatal. Estos desafíos, lejos de ser obstáculos insuperables, representan una oportunidad para renovar los valores democráticos que han sido la base de nuestro país. En este punto, el presidente Rodrigo Chaves tiene una responsabilidad histórica: construir un camino de unidad entre los tres poderes de la República para garantizar un mejor futuro para todas y todos los costarricenses.

La división política y las diferencias de enfoque entre el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial no deben ser vistas como barreras, sino como una muestra de la diversidad de perspectivas que nutren nuestra democracia. Y desde casa presidencial se debe tener claro el principio democrático de Costa Rica. Sin embargo, para que esta diversidad sea productiva, es fundamental que exista un liderazgo basado en la buena fe, que promueva el entendimiento mutuo y la búsqueda de objetivos comunes. Aquí que el presidente Chaves tiene la oportunidad de desempeñar un papel clave como facilitador de un diálogo respetuoso y constructivo, y dejar de lado el enfrentamiento directo que hoy no le hace bien a la democracia.

El diálogo como herramienta fundamental

La democracia costarricense se fortalece cuando los actores políticos y sociales se sientan a dialogar, poniendo sobre la mesa sus diferencias, pero también sus coincidencias. En este sentido, el presidente debe priorizar espacios donde las voces de los representantes de los tres poderes puedan escucharse sin prejuicios ni agendas ocultas, guiados únicamente por el interés nacional. La buena fe debe ser el principio rector de estas conversaciones, demostrando que más allá de los colores partidarios o las posturas ideológicas, existe un compromiso genuino con el bienestar de Costa Rica.

Un ejemplo concreto de esta visión sería la creación de mesas interinstitucionales permanentes, en las que representantes del Ejecutivo, Legislativo y Judicial trabajen en conjunto para abordar los problemas más apremiantes del país, como la seguridad ciudadana, el déficit fiscal y la mejora del sistema de justicia. Estas mesas podrían funcionar como foros de diálogo y de acción, donde se evalúen propuestas de manera colaborativa y se establezcan rutas claras para su implementación.

La comunicación como puente entre poderes

Junto al diálogo, una estrategia de comunicación efectiva será esencial para construir confianza entre los tres poderes de la República y, sobre todo, entre estos y la ciudadanía. El gobierno debe liderar con mensajes claros, inclusivos y transparentes que expliquen no solo las políticas que se pretenden implementar, sino también los beneficios que estas traerán para la población.

La comunicación debe fluir en dos direcciones: desde el Ejecutivo hacia los otros poderes y desde estos hacia el Ejecutivo, en un proceso constante de retroalimentación. Por ejemplo, la interacción con la Asamblea Legislativa debe trascender las negociaciones coyunturales, construyendo relaciones de confianza basadas en el respeto mutuo y el reconocimiento del rol fundamental de los diputados y diputadas como representantes del pueblo.

Asimismo, el Poder Judicial debe ser un aliado estratégico en el diseño de reformas que respeten el marco constitucional y que fortalezcan la institucionalidad. Este tipo de relación solo será posible si el Ejecutivo actúa con transparencia, abriendo las puertas al diálogo técnico y respetuoso con los magistrados y demás representantes del sistema de justicia.

Un liderazgo integrador y de esperanza

Más allá de las estrategias concretas, el éxito de este esfuerzo dependerá del ejemplo que el presidente Rodrigo Chaves pueda dar como líder. Un liderazgo integrador debe ser capaz de inspirar confianza, demostrar empatía y promover el respeto hacia todos los actores políticos y sociales del país. La buena fe no es solo un valor ético, sino una herramienta poderosa para construir alianzas y generar resultados tangibles.

El presidente debe proyectar una visión de futuro basada en la esperanza y en la certeza de que una Costa Rica más fuerte y unida es posible. Esta visión debe ir acompañada de acciones concretas que reflejen el compromiso con las prioridades nacionales: la reactivación económica, la mejora del sistema educativo, la protección del medio ambiente y el fortalecimiento de los servicios públicos.

Hacia un mejor camino en 2025

Costa Rica tiene ante sí la posibilidad de consolidarse como un modelo de democracia y bienestar en la región. Sin embargo, esto solo será posible si los tres poderes de la República trabajan en conjunto, guiados por el diálogo, la comunicación efectiva y la buena fe. El presidente Rodrigo Chaves tiene el reto y la oportunidad de liderar este proceso, dejando un legado de unidad, progreso y confianza en las instituciones.

Este 2025 debe ser el año en que, como país, superemos las divisiones y reafirmemos nuestra identidad como una nación que privilegia la justicia, la solidaridad y el respeto mutuo. Si el presidente logra alinear sus acciones con estos principios, Costa Rica no solo enfrentará sus retos con éxito, sino que emergerá más fuerte y unida que nunca.








© 2025 Republica Media Group todos los derechos reservados.