Pasar la batuta: El nuevo liderazgo femenino que levanta a otras mujeres
Francella Morera fmorera@frangus.com | Viernes 25 abril, 2025

Por Francella Morera Bogantes
Por años, muchas mujeres hemos luchado para tener un espacio en el mundo de los negocios, en las juntas directivas, en las cámaras empresariales, en los espacios donde se toman decisiones. Lo hicimos abriendo camino con esfuerzo, rompiendo techos de cristal, negociando con miedos y navegando ambientes que muchas veces no estaban diseñados para nosotras.
Y lo logramos.
Hoy, el liderazgo femenino es una realidad cada vez más sólida y respetada. Las mujeres estamos dirigiendo empresas, innovando en la economía circular, liderando en sostenibilidad, diseñando tecnología con propósito, y haciendo crecer negocios desde la empatía y la visión.
Pero ahora el reto es otro. Ahora que muchas hemos conquistado nuestros espacios, es tiempo de pasar la batuta. Pasar la batuta no es soltar el poder, es multiplicarlo.
No basta con abrir camino. Hay que acompañar a otras mujeres a recorrerlo.
Pasar la batuta significa levantar la mirada, dejar de correr solas y empezar a mirar quién viene detrás.
Porque hay muchas mujeres brillantes, talentosas, listas… pero que aún no han tenido una mano que las guíe, que las escuche o simplemente que les diga: “Yo también estuve ahí. Y sí se puede.”
Donde una llegó, otra debe avanzar.
No queremos ser la primera. Queremos no ser la última.
La transferencia de liderazgo es una responsabilidad ética, emocional y estratégica. Y se hace de muchas formas:
- Mentoría genuina, sin celos ni competencia.
- Redes que incluyan y conecten a las más jóvenes o menos visibles.
- Formación y acompañamiento para compartir conocimientos y herramientas.
- Recomendaciones activas para que otras mujeres lleguen donde ya hemos llegado.
Sororidad real: más allá de la palabra de moda
La sororidad no puede ser solo un discurso bonito. Debe ser una acción diaria y concreta. Tiene que estar en nuestras contrataciones, en nuestras decisiones de alianzas, en los eventos que organizamos, en a quién damos voz y espacio.
La sororidad dejó de ser inspiración… ahora es estrategia real.
Sororidad es abrir una silla más en la mesa. Es ceder el micrófono. Es decir su nombre cuando hay una oportunidad. Es enseñarle a negociar, a cobrar, a decir que no.
Encender otra llama no apaga la tuya. Hace más luz para todas.
El liderazgo femenino no es una cima, es una cadena de manos que se sostienen.
De líderes a sembradoras de líderes
El verdadero liderazgo femenino no se mide por cuántas veces aparecimos en la prensa o cuántas empresas dirigimos. Se mide por cuántas otras mujeres florecen contigo.
Estamos llamadas a convertirnos en sembradoras de liderazgos: A dejar legado, a compartir saberes, a formar generaciones más fuertes, más libres y más conectadas entre sí.
Porque si el liderazgo femenino no se multiplica, se debilita. Y si no se hace colectivo, corre el riesgo de volverse elitista, individualista… y vacío.
El legado no está en lo que logramos, sino en lo que enseñamos.
Un llamado urgente a todas las mujeres líderes
A vos, mujer que ha recorrido un camino difícil. A vos, que has logrado construir una carrera admirable. A vos, que te costó todo llegar a donde estás… Este es el momento de mirar a otras mujeres y decir: “vení, caminemos juntas.”
No basta con abrir camino. Hay que tender la mano.
Cuando una mujer crece y levanta a otra, empieza la verdadera revolución.
El liderazgo femenino ya no se trata solo de lograr. Ahora se trata de levantar, compartir y dejar huella.
Porque cuando una mujer pasa la batuta con amor y valentía, no solo empodera a otra… empodera a toda una generación.