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Jueves, 23 de enero de 2025



COLUMNISTAS


El discurso inaugural de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos “Nuestra edad de oro está comenzando”

Óscar Álvarez Araya oalvarezcocr@gmail.com | Jueves 23 enero, 2025


Donald Trump pronunció su discurso inaugural al mediodía del 20 de enero de 2025 como presidente número 47 de los Estados Unidos en la Rotonda del Capitolio de Washington D.C.

Así comenzaba su segundo y último mandato puesto que se había desempeñado como el presidente número 45 desde 2017 hasta 2021.

El texto del discurso fue bastante coherente con la narrativa de su campaña electoral y de su movimiento MAGA (Make America Great Again).

Al principio cumplió rigurosamente con el saludo protocolario que correspondía y luego arrancó anunciando que la era de oro de los Estados Unidos comenzaba en ese momento.

Inmediatamente después se fue al mantra principal de su campaña: Voy a poner a America first! Su discurso fue inspiracional y dirigido a su base electoral estadounidense, incluyendo allí a la población afroamericana e hispana que en esta oportunidad le brindó su voto.

Allí anunció que en la nueva era los Estados Unidos será una nación más excepcional que nunca, una nación orgullosa, próspera y libre. De manera que a partir de ese momento da por acabado el declive de los Estados Unidos. Hasta aquí es muy claro el mensaje patriótico y nacionalista, procurando levantar el ánimo y el orgullo de su pueblo.

Otro aspecto que me pareció medular de su discurso fue la referencia al atentado del que fue víctima durante la campaña electoral. Allí su tono fue claro: “Dios me resguardó la vida para que yo pudiera devolverle la grandeza a los Estados Unidos”. Un mensaje dirigido a los corazones y a la intimidad de los electores cristianos evangélicos y católicos, judíos y miembros de otras denominaciones que creen en un ser superior y que le dieron la victoria en el voto popular y en el voto electoral. Aquí trató de vincular la edad de oro y la etapa de grandeza que se vendría con una especie de mandato o voluntad del ser superior.

Luego llega a afirmar que el 20 de enero de 2025 es el día de la liberación de los Estados Unidos gracias a que “ganamos”, dijo, en el voto popular, en los estados péndulo y en el país en general. Para Trump entonces su regreso a la Casa Blanca marca el día de la liberación y el día del comienzo de la Edad de Oro. Luego es evidente que el líder del movimiento para “Hacer grande a América nuevamente” cumple un rol semejante al de Moisés cuando liberó al pueblo judío de la esclavitud en Egipto. Y la nueva era obedece a la voluntad de Dios. Aquí también me pareció muy llamativo su agradecimiento a las comunidades negras e hispanas que le dieron su voto en la elección del 05 de noviembre pasado. Hasta aquí el mensaje tiene un tono conservador, inspiracional, mesiánico e incluso religioso propio del partido Republicano de los Estados Unidos.

Otro punto destacable de su discurso es su declaratoria de emergencia nacional contra lo que denominó como la “invasión” en la frontera sur.

Inmediatamente arremete contra los carteles de la droga denominándoles como organizaciones criminales terroristas.

Aquí nuevamente Trump es muy coherente con su narrativa de campaña electoral en la que uno de sus principales ejes fue la contención de la inmigración ilegal, especialmente en la frontera sur con México, denunciando una invasión de migrantes con antecedentes criminales y salidos de las cárceles y manicomios de países vecinos.

Y así también otro eje de su campaña fue la denuncia y el ataque a organizaciones como el Tren de Aragua de origen venezolano y el papel de los narcotraficantes en el comercio de fentanilo hacia los Estados Unidos. Grupos de derechos humanos alegan que la mayoría de inmigrantes no son criminales lo cual es obviamente cierto.

Si es importante matizar el tema puesto que no se habló de deportar a toda la población migrante, sino solamente a quienes tienen perfiles criminales. Pero ciertamente el tema de asegurar la frontera sur y reducir la criminalidad fueron unos de los grandes ejes de su campaña que seguramente le generaron muchos votos.

Luego en el discurso se entró a los temas económicos, los cuales también tuvieron peso durante la campaña. Se refirió a lo que denominó la crisis de la inflación y anunció, sin matices, que “vamos a derrotar la inflación”. Aquí como en la campaña trató de conectar con las dificultades del bolsillo debido al alto costo de vida. También se refirió brevemente a la importancia que tendrán los aranceles en su administración. Asimismo en otra parte del discurso se refirió a las debilidades del sistema de salud en los Estados Unidos. Por cierto, en una de las primeras órdenes ejecutivas Trump anunció la salida de su país de la Organización Mundial de la Salud.

Y a continuación anunció nada menos que “el fin del nuevo Trato Verde” y la revocación del mandato sobre uso obligatorio de los autos eléctricos entre los empleados públicos. Aquí también anuncia el final de las regulaciones ambientales que según su criterio limitan y ahogan a las empresas del país.

Procede entonces a proclamar que los Estados Unidos volverá a ser un país manufacturero o industrializado y utilizará sus reservas de petróleo y gas natural, que a su juicio son las más grandes del planeta. Vamos a enriquecernos con la utilización de nuestros recursos naturales. Aquí claramente y sin ninguna diplomacia anuncia el fin de la agenda verde y el viraje hacia una nueva industrialización que vendría acompañada de la exploración, explotación y uso de los recursos naturales, especialmente gas natural y petróleo. Como detalle adicional al discurso, en una de sus Órdenes Ejecutivas Trump firmó (por segunda ocasión) la salida de Acuerdo de París sobre cambio climático.

Otro de los aspectos más destacados de su discurso fue su referencia al Departamento de Eficiencia Gubernamental de la Casa Blanca a cargo del magnate Elon Musk y del excandidato presidencial de origen hindú Vivek Ramaswamy. Aquí se anuncian recortes y ajustes del gasto público y de la burocracia federal buscando mayor eficiencia en el sector público.

Uno de los pasajes a destacar del mensaje sería el anuncio del “Fin de los experimentos de raza y género y el establecimiento de una sociedad del Mérito”. Allí anunció claramente que la política oficial de los Estados Unidos será reconocer únicamente dos géneros: masculino y femenino. Y a continuación anuncia el final de todas las políticas públicas y oficinas públicas de diversidad, equidad e inclusión de raza y género. Aquí anunció que a partir de ahora los nombramientos en los Estados Unidos no se harán por criterios de raza o género, sino por capacidad y mérito. Estas nuevas políticas van a modificar las reglas de funcionamiento del sector público estadounidense pero ya están repercutiendo en el sector privado como se ilustra con los virajes que han dado los magnates de grandes empresas tecnológicas como Mark Zuckerberg de Meta e Instagram, Jeff Bezos de Amazon, y el mismo Elon Musk de Tesla, X y otras empresas, todos presentes en la inauguración de Trump. Toda esta parte sobre los géneros y las razas es percibida como un retroceso por los organismos y entes que se ocupan de los asuntos de derechos humanos.

Luego anuncia ya como uno de los primeros logros de su gestión y mandato “que los rehenes israelíes ya están regresando a casa”. Aquí anuncia algo importante y es que “Mi mejor legado será unificar y lograr la paz.” No en este discurso sino en otras oportunidades se ha referido a que logrará la paz en Ucrania, Medio Oriente y otros puntos conflictivos del planeta. Ojalá su segundo gobierno pudiera retomar el espíritu de los Acuerdos Abraham sobre paz entre Israel y países árabes.

Dos temas relacionados con la América Latina han despertado gran cantidad de reacciones y comentarios: El primero se refiere al anuncio dado por el presidente Trump de que cambiará el nombre del Golfo de México por Golfo de América. Dicha posición hiere sensibilidades de los mexicanos e incluso de los latinoamericanos.

Y el otro es el anuncio de que “Vamos a recuperar el Canal de Panamá”. Dada la importancia del tema aquí me voy a permitir repetir textualmente lo dicho:

“El presidente McKinley hizo que nuestro país fuera muy rico gracias a los aranceles y al talento –era un hombre de negocios por naturaleza– y le dio a Teddy Roosevelt el dinero para muchas de las grandes cosas que hizo, incluido el Canal de Panamá, que se le ha dado tontamente al país de Panamá después de que Estados Unidos –es decir, piensen en esto– gastara más dinero que nunca antes en un proyecto y perdiera 38,000 vidas en la construcción del Canal de Panamá.

Hemos sido tratados muy mal con este regalo tonto que nunca debió haberse hecho, y la promesa que nos hizo Panamá se ha roto.

El propósito de nuestro acuerdo y el espíritu de nuestro tratado se han violado por completo. Los barcos estadounidenses están pagando precios muy altos y no reciben un trato justo de ninguna manera, forma o modo. Y eso incluye a la Marina de Estados Unidos.

Y, sobre todo, China está operando el Canal de Panamá. Y no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá y lo estamos recuperando”. (Aplausos)

Sobre este tema los analistas están discutiendo si en realidad Trump se propone recuperar el Canal de Panamá o si como negociador nato y duro que es, más bien está buscando un objetivo de menor calado. Así por ejemplo puede estar pretendiendo un ajuste de tarifas a los buques estadounidenses o incluso eliminar cualquier control de la República Popular China sobre el Canal de Panamá. Aquí Trump podría alegar que se está violando la cláusula de neutralidad contenida en los Tratados Torrijos-Carter.

No debemos olvidar que para la administración Trump su principal rival es China y le preocupa enormemente la presencia creciente de China en la América Latina en general y en la República de Panamá en particular. Pero no faltan quienes anuncian que de verdad Trump podría tratar de recuperar por la fuerza el control del Canal de Panamá durante su segundo mandato. Pero sin duda este ha sido el tema que más controversias ha generado en los ámbitos latinoamericanos.

Otro tema interesante fue el anuncio que durante su mandato van hacia la conquista del cosmos y van a instalar la bandera de los Estados Unidos en el planeta Marte. Aquí la referencia a Elon Musk y sus proyectos espaciales fue evidente.

De allí pasó a decir que para su gobierno nada es imposible. Y retoma inmediatamente su alusión de que “Somos una nación bajo Dios” y que “Nuestra edad de oro está comenzando”. Y así concluyó el discurso inaugural del segundo mandato de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos.

En fin un discurso para la base electoral “trumpista” y en alguna medida para la mayoría del pueblo y el electorado estadounidense. Seguramente no muy bien percibido desde la América Latina, sobre todo en los sectores ligados a las causas del feminismo, las minorías sexuales, el ambientalismo, los derechos humanos y el progresismo en general.

En otro artículo me referiré a los más de 100 decretos ejecutivos que se están firmando durante la primera semana del segundo gobierno de Trump.

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