Aprender a perder
Vilma Ibarra vilma.ibarra@gmail.com | Miércoles 29 diciembre, 2010

Cuando el psiquiatra Mauricio Campos me habló sobre este sugerente tema y lo consideré para uno de mis últimos espacios del año, mi primer pensamiento fue que la cuestión podría no ser digámoslo así precisamente un aliento de optimismo para augurar ventura y buenos deseos en las horas previas al inicio de un nuevo calendario. El asunto es que no podemos empezar con nuevos bríos un buen año y ni siquiera un propósito para un buen día cualquiera, si no somos capaces de pasar las páginas del pasado y ello implica necesariamente aprender a hacer algo para lo cual, no siempre estamos preparados: aprender a perder.
Claro que la elaboración de ganar ha sido determinante para la civilización humana. Es bueno querer ganar. Tener metas y ambiciones más allá de la mediocridad de una vida sin propósito. Tener misión y visión, más allá de los estándares de la sociedad de consumo que nos sofoca. Pero en el camino de la superación y del crecimiento personal, inevitablemente habremos de perder muchas veces y eso es lo que muchos no logramos elaborar de manera correcta, en gran parte porque, de acuerdo con el Dr. Campos, “la capacidad de tolerar la frustración aceptarla y expresarla abiertamente, agrego yo no está concebida en el mundo actual como una cualidad” sino todo lo contrario; como un signo de debilidad.
Excepto frente a la pérdida inevitable que es la muerte de los seres amados, la sociedad no nos permite la debilidad.
De modo que debemos aprender a asumir las inevitables pérdidas de la vida. Elaborar el duelo de haber perdido un trabajo. El duelo del desafecto. De la pareja que se fue. De la traición recibida. De los amigos que nos dieron la espalda. O de la trascendente pérdida que implica la disminución paulatina de destrezas, capacidades y habilidades producto de nuestro envejecimiento.
No podemos controlar lo que nos sucede, pero sí cómo reaccionamos ante lo que nos sucede.
Cerrar un año algo arbitrario en el calendario es un buen momento para tomar aliento, asumir y afrontar las pérdidas que tuvimos en este ciclo de nuestra existencia y recibir del futuro que es el minuto siguiente lo mejor que la vida pueda ofrecernos.
Como me dijo el Dr. Campos, no podemos olvidar que “no obtener lo que queremos nos moviliza a encontrar nuevas respuestas a los desafíos”.
¡Feliz año 2011!
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